Un poco de historia:
Para el siglo XVI, ya se tenía una producción de más de 52 mil toneladas. A partir de 1860 aumentó el interés en más lugares del país en lo referente a la producción.
Durante la década de 1960, se registró un consumo de 650,000 pacas de algodón y una producción de 2 millones de pacas. A mediados de la década de 1990, la producción en México desapareció prácticamente debido al ataque de plagas. A partir de 1996, el gobierno mexicano aprobó la introducción de biotecnología en el cultivo del algodón, por lo que inició la siembra con semillas gen+eticamente modificadas. La introducción de semillas de algodón GM, aumentaron significativamente el rendimiento promedio pro hectárea de 3 hectáreas en 1996 a 6 hectáreas en 2010. En el año 2010, la superficie utilizada para cultivar algodón creció al rededor de 60%, al pasar de 72 mil 252, a más de 110 mil.
Algodón actual en México:
La especie cultivada en México se llama Gossypium hirsutum L., es originaria de nuestro país y América Central. Se le conoce con el nombre común de Upland Cotton o Mexican Cotton.
Es la especie más ampliamente plantada de algodón en los Estados Unidos, constituyendo el 95% de toda la producción de algodón. En todo el mundo, esta especie alcanza el 90% de toda la producción.
La Comarca Lagunera (Coahuila y Durango) es la zona en la que se cultiva la mayor cantidad de algodón en México. Los estados en los que el algodón se cultivó con éxito durante 2011 fueron: Sinaloa, Sonora, Baja California, Chihuahua, Tamaulipas, Coahuila y Durango. El algodón ha sido considerado como el "cultivo social" ya que genera trabajo y sustento a familias en las regiones donde se siembre. Para convertir el algodón cosechado mecánicamente en un producto comercializable, las despepitadoras deben secar y limpiar (remover las partículas vegetales y basuras) del algodón con semilla, separar las fibras de la semilla, limpiar las fibras de nuevo y colocarlas en un empaque aceptable; todo sin deteriorar la calidad de la fibra.
Cantidad de producción:
El algodón en México tiene dos ciclos de producción. El primero es el de Otoño – Invierno, cuyo aporte a la producción nacional es insignificante, ya que sólo participa el estado de Tamaulipas. Por otra parte, está el ciclo Primavera – Verano, que es el más importante y en el cual intervienen los estados de Sonora, Baja California, Chihuahua, Tamaulipas y la Región Lagunera, que en conjunto concentran prácticamente el 100% de la producción nacional.
De acuerdo con el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), en 2010 se produjeron un total de 440,489.42 toneladas de algodón hueso, en una superficie de 120,117.81 hectáreas.
El estado que ocupó la segunda posición fue Baja California al generar 20.3% del total nacional, Coahuila representó el 12.9%, Sonora 4.8%, Durango 2.3% y el 1.0% restante lo conformó el estado de Tamaulipas.
Es importante mencionar que el estado que ha mostrado un crecimiento significativo en su participación en la producción nacional es Chihuahua, al pasar de un 14.3 a 58.7% en el periodo 1990-2010. Las demás entidades han disminuido su aportación, y en algunos casos han dejado de reportar producción de semilla como los estados de Baja California Sur, Campeche, Chiapas, entre otros.
Clases de algodón y evolución:
El algodón que se produce proviene de variedades de semilla reconocidas a nivel mundial, con características muy similares a las que se cultivan en el norte de Estados Unidos, su ciclo agrícola es de alrededor de 210 días, las condiciones climatológicas y del suelo de las regiones algodoneras, proporciona condiciones adecuadas de poca humedad para el desarrollo del cultivo, la mayor cantidad de semillas proviene de diversas variedades: Delia-Pineland importadas, ésta es utilizada por la mayor parte del territorio nacional y en el norte de Baja California y Chihuahua las variedades con mayor aceptación corresponden a semillas Alcala, teniendo como diferencia principal la longitud de su fibra.
Existe además otra clase de algodón que se encuentra en fase de experimentación en nuestro país, el algodón transgénico, ya utilizado en diversas regiones de Estados Unidos y Canadá, este es un producto derivado del manejo genético de las semillas, en las cuales se injerta un gen perjudicial para el gusano bellotero o soldado, plaga común en este tipo de cultivos; este gen causa desórdenes en la formación de proteínas del insecto al consumirlo, coadyuvando con esto a la reducción en el número de aplicaciones de insecticidas para el combate de esta plaga.
Existen muchas variedades y tipos de algodón diferentes; sus características determinan su uso y, por lo tanto, su valor. El algodón pertenece a la orden Malvales, de la familia de las Malváceas, y al género Gossypium. El género Gossypium comprende 50 especies de las que sólo se cultivan cuatro con fines comerciales en todo el mundo; el resto son silvestres. A las especies Gossypium hirsutum y G. barbadense se las conoce como del Nuevo Mundo y sus cultivos representan casi el 95% y el 3% de la producción mundial respectivamente. Las G. arboreum y G. herbaceum se denominan algodones del Viejo Mundo o asiáticos, se cultivan comercialmente en la India, el Pakistán y algunas zonas del Sudeste Asiático, y representan en torno al 2% de la producción mundial.
El algodón egipcio de fibra extra larga, el americano-egipcio o Pima y el Sea Island pertenecen a la especie Gossypium barbadense. La fibra de este grupo es larga, fina y resistente, con una longitud de fibra superior a 32 mm (1-1/4"), un valor de micronaire por debajo de 4,0 y una resistencia de hasta 40 g/tex. La fibra de los algodones del Viejo Mundo mide generalmente menos de 25 mm (1") y es basta, con un valor de micronaire por encima de 6,0. En todo el mundo se cultivan unas 500 variedades de algodón con fines comerciales, en su mayoría de la especie Upland.
Los algodones extrafino, fino y medio-alto se utilizan por lo general para hilados con anillos y para producir hilo peinado. El algodón medio se utiliza habitualmente para hilados con anillos y para producir hilo de carda11. El algodón de número bajo se utiliza comúnmente para producir hilados open end.
El algodón se compra y se vende según su tipo. Cuando todo lo demás no cambia, los hilanderos pagan un precio más alto por un algodón desmotado que sea más largo, fino y resistente, que además sea blanco, brillante y haya alcanzado la plena madurez.
Tradicionalmente, el precio del algodón viene determinado principalmente por factores como longitud de fibra, grado, color y micronaire. La industria textil se esfuerza por mejorar la calidad y el rendimiento con ayuda de máquinas automáticas que funcionan a alta velocidad y requieren unas características de fibra mejores para poder funcionar al máximo rendimiento e hilar hilos de calidad superior. Esta tendencia ha incrementado la importancia de otras propiedades del algodón como resistencia, uniformidad, madurez, finura, alargamiento, neps, contenido de fibra corta, rendimiento en el hilado, capacidad de absorción del tinte y limpieza.
Siguiendo la tendencia mundial hacia la mejora de la calidad del hilo, crecen las cuotas de mercado para los grados medio y más altos, al tiempo que desciende la cuota para el algodón americano (Upland) de fibra más corta “de número bajo”. Los grados medio y más altos de los algodones Upland representan actualmente cerca del 75% del comercio mundial, o cerca de 7 millones de toneladas. El mercado de crecimiento más rápido y el más remunerativo de algodones Upland es el de los grados más altos y finos, que se utilizan para producir hilos peinados hilados con anillos12 para el sector de la confección de tejidos y géneros de punto.
ALGODÓN GENÉTICAMENTE MODIFICADO
El algodón GM se plantó por primera vez en 1996. Con un crecimiento de casi 3.7 millones de hectáreas en un año, actualmente se siembra algodón en 24.7 millones de hectáreas en 13 países, cuatro de ellos con mas de un millón cada uno: Estados, India, China y Pakistán. A mediados de la década de 1990, la producción en México desapareció prácticamente debido al ataque de plagas. A partir de 1996, el gobierno mexicano aprobó la introducción de biotecnología en el cultivo de algodón, por lo que inició la siembra con semillas genéticamente modificadas. La introducción de semillas de algodón GM, aumentaron significativamente el rendimiento promedio por hectárea de 3 hectáreas en 1996 a 6 hectáreas en el 2010.
Crecimiento en la productividad:
El tema de los organismos genéticamente modificados (GM) es controversial. Mientras muchos abogan por su potencial para incrementar la productividad y reducir costos de producción, otros los reprueban por sus riesgos ambientales.
Al respecto, al analizar la evolución en la productividad del algodón se observa que en 1996, año cuando se comenzaron a sembrar cultivos transgénicos a nivel mundial, México produjo 765,000 toneladas de algodón en 314,000 hectáreas (sólo 896 fueron genéticamente modificadas).
De acuerdo con los avances de cosecha reportados por Sagarpa, en el ciclo 2011/2012 se obtuvieron 733,000 toneladas de algodón a partir de 192,000 hectáreas, de las cuales las variedades GM representaron 83 por ciento.
Así, con sólo 61% de la superficie utilizada en 1996, durante el 2011 se obtuvo una producción equivalente a 95% del año base.
A partir de 1996, la productividad se ha incrementado a una tasa decrecimiento medio anual de 2.8% partiendo de las 2.4 toneladas por hectárea hasta llegar a las 3.8 toneladas por hectárea. Es decir, un incremento de 152% en 15 años.
El consumo aparente de algodón en el 2011 fue de 920,000 toneladas. Así, se podría afirmar que el déficit comercial se ubica en 27% de la demanda. Esta cifra es relevante dado que con un rendimiento similar al del 2011 únicamente se requeriría incrementar la superficie en 50,000 hectáreas para satisfacer la demanda interna.
Este incremento en la productividad es claramente atribuible al empleo de variedades GM de algodón.
La productividad promedio de Chihuahua, Baja California, Sonora y Durango es 1.9 veces superior a la de Tamaulipas, estado en el que hasta el 2011 se realizaron las primeras siembras transgénicas. Sin duda, el algodón GM representa beneficios para los agricultores mexicanos al significarles ahorros tanto en fertilizantes y agroquímicos como en superficie.
Sin embargo, debemos notar también que un reciente estudio publicado por investigadores de la UNAM y de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio) se encontró que los transgenes se han dispersado ya a las variedades silvestres de algodón mexicano. Esto podría representar una amenaza para la biodiversidad de México.
Por lo tanto, es posible concluir que las variedades transgénicas son benéficas para generar derramas económicas en el campo mexicano. No obstante, quien las emplee debe cumplir responsable y cabalmente la normatividad mexicana que regula a los transgénicos, evitando con ello daños colaterales.
Fuentes: